Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

Resulta después de todo, que lo único que aquí ha habido original ha sido la amonestación, ni agria ni áspera, que yo he tenido la mala idea de dirigir a S.S. (Risas); porque como S.S. está tan acostumbrado (y voy a usar de sus mismas palabras) a regañar a todo el mundo, no le parece bien que yo le haya dirigido una amonestación; esto es lo único original, que es la primera vez que S.S. ha sido regañado. (Risas). Pero, además (y me va a permitir que se lo diga), yo he creído deber mío tomarme esta libertad, cuando S.S. se ha tomado la un poco más atrevida de regañar al Senado, suponiendo que el Senado, con buena voluntad y con patriotismo, pero con error, había dado dictamen sobre una proposición acerca de la cual estaba en su pleno derecho al darla; así lo ha dicho S.S., y bien me parece que podía serme permitido dirigirle una amonestación, cuando S.S. la ha dirigido al Senado; porque no va de S.S. a mí la diferencia que hay de S.S. al Senado. (Muy bien). [458]

Diga S.S. lo que quiera, a mí no me extraña que haya defendido su proposición; lo que me sorprende es que S.S. defienda con tal prisa, con tal ansia, una proposición, una medida económica que han defendido tantos antes que S.S.

Que esa proposición u otra parecida, dice S.S., la han aceptado otras Naciones, y España no lo ha hecho hasta ahora. Pues habrá sus razones para ello. Yo lo que puedo decir a S.S., es que ninguna de las Naciones en que una proposición parecida haya sido aceptada, tenía un arancel tan alto cono España, y además ninguna después de esa medida lo tiene tan elevado. De modo, que va a resultar que en opinión S.S., España está más adelantada que esas Naciones, por la razón sencilla de que todas ellas han tenido que hacer lo que de tiempo atrás se está haciendo en España; y no tengo más que decir.